domingo, 30 de diciembre de 2007

elementos = instrumentos

La relación con los instrumentos puede ser muy variable: como elementos de apoyo para estudiar / perfeccionar, como instrumento inherente (el cellista sin cello es algo de otra dimensión al menos musicalmente), como elemento necesario en alguna etapa, como elemento tradicional pero no imprescindible, etc. Todas estas relaciones (que no intentan ser categorías) se entrecruzan muchísimo.

Un instrumento puede pensarse como parte inherente de la práctica artística o como un elemento vital en algún período del eterno desarrollo de nuestro arte. Así, a la hora de estudiar un movimiento o una coreografía (con esto me refiero a una secuencia más extensa) puedo entender más de qué se trata lo que hago o deseo hacer o bien realmente lograr lo que quiero hacer. Muchas veces nos pasa que al parecer sabemos algo y comprobamos más tarde que no era tan así. Nadie quiere que eso pase en el campo de batalla/ en el momento de la performance, por eso en general todo el mundo practica mucho. Pero puede pasar que la práctica no me muestre mis falencias. Acá entran los instrumentos como elementos. Para entender cómo me desplazo puede usar algún elemento externo real (también podría imaginarlo ¿por qué no?), para entender cómo giro puedo usar un palo para impulsarme y entender dónde empiezo el movimiento cuando lo hago. De esta manera, puedo usar palos, elásticos, incluso el espejo es un elemento externo aunque bastante discutible (en otro momento lo vamos a tratar pero quiero adelantar que el espejo siempre es externo y no desarrolla mi sensación, el trabajo con espejo es un trabajo indirecto y por ello no siempre provechoso).

Ahora, algunos elementos forman la mayoría del tiempo parte de nuestra práctica. Por ejemplo, los zapatos. y para las mujeres hay algo más: los tacos. Si bailo bien, si mis movimientos son armónicos, estoy tranquila y mi técnica refleja lo que quiero expresar, emtonces no va a haber graves problemas con la altura de los tacos o mi ropa. Pero justamente no habrá problema porque en algún momento del aprendizaje encontramos algo. Ese algo es redefnir la relación con ese instrumento/elemeto.

Los tacos o lo que sea (incluso un suelo hostilmente patinoso/resbaladizo o seco) deben ser parte de mí, los tacos son una extensión de mi pie, son mis pies. El suelo es parte de mí. Si quiero pelearme con los tacos, la suela o el piso, el objeto siempre gana. Los objetos pueden tener algo endemoniado, tal es así que los actores y bailarines prefieren ensayar con los objetos con los que habrán de trabajar en escena. Entonces: no quieran ganarle a la hostilidad del instrumento por oposición, hay que aceptarlo. La transformación de simple elemento a verdadero instrumento en tanto parte de mí, de mi expresión, de mi práctica es algo que todo practicante sabio de cualquier disciplina ha transitado concientemente o no.

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